17 de noviembre 08, lunes.
Una historia real
Dicen que los lunes... dicen de todo de los lunes, pobres lunes. Debe de haber gente que odia los lunes y se pone agresiva. O capaz que el día no tiene nada que ver y es gente agresiva, así nomás, porque sí. Porque la mamá lo retaba de niño, o los compañeros de escuela se reían de él, o... No sé. A mí, personalmente, me encanta salir los lunes a correr porque siento que es como empezar la semana con energía, limpiando el cuerpo del “descanso” del fin de semana. Así que el lunes 17 salí a correr. Corrí por la Rambla, aspirando olor a mar (a veces mezclado con el olor a combustión de hidrocarburos), corrí 4 km hacia Pocitos, y di vuelta corriendo para el Parque Rodó, bordeando el Golf. En la Rambla hay una senda para bicicletas. No para las que van rápido, esas tienen que ir por la calzada, es para que los ciclistas paseantes no molesten a los caminantes. En Montevideo hay alrededor de 7000 personas que corren con más o menos asiduidad y –supongo- que en distintos lugares, aunque el lugar preferido, por supuesto, es la Rambla. No sé cuántos ciclistas hay, pero de esos de equipos completitos, casco, calzas apretadas, y chirimbolos im-pres-cin-di-bles serán 40 o 50. O capaz que 100, con suerte. A 1000 no llegan, seguro. Cuando estaba a la altura de Punta Carretas, en una zona que será de 50 metros, donde está Chez Montevideo, la vereda se achica (no sé si el restaurante ocupa más vereda de lo que corresponde o no, pero la cosa es que es la única zona de la Rambla –desde el Parque hasta ahí- donde no hay césped. Yo prefiero correr por el césped porque es mejor para las articulaciones de las rodillas, y si no por el asfalto (por orden médica, nuuuuuuunca por la vereda porque te deshace las articulaciones). En esa zona coro por el costadito de la senda de bicicletas. Nunca tuve problemas, la senda es bastante ancha para 2 o 3 personas o una bici de ida y una de vuelta, o dos de ida o dos de vuelta o... Bueno, la cosa es que corría tranqui, como siempre, al costado izquierdo de la senda, cuando levanto la mirada y veo que se me viene encima un energúmeno en bici a toda velocidad gritando que esa senda es para bicicletas. Yo tenía en una mano una botella con agua y en la otra la correa de la perra. El energúmeno pasó tan cerca que tuve que dar un salto para el costado para que no me atropellara, y se dió –cosas de la vida- con la correa en el brazo a 50 km. Supongo que le dolió, porque yo seguí corriendo y de pronto veo un bólido que me pasa y frena adelante mío derrapando. Se cayó y se pudo apoyar en una mano y por eso no se hizo pomada. Se ve que muy hábil no era. Pero... sí malo. Malísimo. Se me vino encima con cara de furia y yo (cualquier cosa menos abombada) empecé a recular hacia la rambla, pensando en que cualquier cosa me paraba en el medio de la Rambla para que parara algún auto. Porque la gente en la vereda.... mutis. Me gritaba cosas, que me iba a mandar presa, y cuando se acercaron mis perras (2 cimarronas grandes) se calmó bastante y yo le gritaba dale, pegame ahora, animate y él que me mandaba presa también por llevar las perras sueltas (iban atadas en realidad) hasta que me gritó “JUDÍA DE MIERDA!!!” y lo miré y le grité racistaaaaa!!! Me dijo judía de mierda!!!! El tipo se subió a la bicicleta y salió disparado. Ese, ese que va ahí me dijo judía de mierda, ese gordo de la bicicletaaaaaaaaaaa!!! No me calenté. Me hizo un poco de gracia verlo salir disparado. Le hice un identikit. Si alguien lo ve, aléjese porque parece peligroso. Y si lo ve algún judío, mejor que se vaya más lejos... estamos rodeados de xenófobos, y de fobos de cualquier especie. Y encima feos.
De tarde fui al MNAV, empezó el montaje de “Inevitablemente pop, el alma”. IDENTIKIT:
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15 de noviembre 08, sábado.
Acompañé a Ju al Yatch Club, se había levantado mucho viento y el mar creció mucho. Cuando crece tanto, las amarras de los barcos quedan muy tirantes y pueden romper algo o soltarse si no están bien amarrados e irse contra las piedras.
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13 de noviembre 08, jueves.
Di mil vueltas por el centro y estuve como 2 horas en el BHU. Frustre. Los empleados públicos (bueno, no toooooodos, solamente la gran mayoría), son una especie extraña. Ojalá estuvieran en extinción. Pero no. Se reproducen.
No hice registros, así que aprovecho a subir una foto de Salva que tomé hace unos días.
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