Estuve en el Sheraton, en una conferencia de teletrabajo que me aburrió horrores. Se nota, me pasé sacando fotos y la mayoría fueron horribles y las borré. Lo único bueno fue el té y las masitas.
Vinieron a almorzar Marce, Ivonne y Lautaro y se quedaron un buen rato charlando conmigo y con Sofi. A Marce lo vi bien, desestresado, con su nuevo trabajo en el restaurante de una bodega, en Canelones. La panza de Ivonne, divina.
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Mientras Sofi controlaba el calor de las muflas (¿) y yo hacía higos en almíbar, preparamos (preparó) un mate y charlamos en la cocina como tres horas. Estuvo muy lindo. Grande
Subo unas fotografías que mandó Grata, de la conferencia que dio en
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Juliana se va a Canadá, seleccionaron su proyecto y va a hacer una residencia de artista en
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No me quería despertar porque se me escapaba el sueño. Por más que lo intenté, se me escapaba; o, no quise acordarme, y usé con total normalidad los mecanismos de defensa del super- yo. El sueño, o lo que pude recordar de él, fue así: estoy en una habitación y en un rincón hay una caja –después que me desperté pensé que era un ataúd- en el que hay alguien adentro al que le doy de comer. La caja no tiene tapa. Adentro hay una mujer. La alimento, no la dejo pasar hambre, soy buena con ella. Pero con toda esa bondad no la dejo crecer ni salir. La persona tampoco hace nada por salir, yo no la obligo físicamente a quedarse ahí, la trato bien. Me despierto angustiada y el sueño se me escapa, no puedo recordarlo. Con un gran esfuerzo lo logro; otra vez quería hacer la prueba del sueño lúcido, y no hubo forma, me dormí hasta las diez y pico. Pero algo rescaté.
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Santa Lu. Arreglé el jardín; planté gajos de transparentes para separarnos de los vecinos; regué todo lo que planté el mes pasado. Ahora quiero que todo crezca rápido. Ju ayudaba a Lucho. El día se fue rápido, casi como si no hubiera existido. Diez horas fueron diez minutos.
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Fui a correr y saludé de nuevo a la mujercaracol, pero no me devolvió el saludo. Siguió mirando, seria como siempre, a algún lugar que sólo ella conoce. Nunca la vi sonreír, y hace añooooos que la conozco.
De tarde di el taller en el MNAV, estuvo bueno, hubo diálogo fluído. Se supone le semana que viene todos van a enviar un trabajo por correo electrónico con las técnicas que usamos. El equipamiento electrónico se portó bien. Después, de noche, me tomé un ómnibus y me fui a Santa Lu, a comer un asado bajo las estrellas. Parece joda pero no, las estrellas brillaban como si fueran… ¡estrellas! En serio, no había luna, pero la vía láctea alumbraba igual.
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Hizo frío. Pero otoñal, frío de medias, de buzo, de campera.
Juanchi vino a cenar. Se va en unos días y apenas lo vimos.
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