No me quería despertar porque se me escapaba el sueño. Por más que lo intenté, se me escapaba; o, no quise acordarme, y usé con total normalidad los mecanismos de defensa del super- yo. El sueño, o lo que pude recordar de él, fue así: estoy en una habitación y en un rincón hay una caja –después que me desperté pensé que era un ataúd- en el que hay alguien adentro al que le doy de comer. La caja no tiene tapa. Adentro hay una mujer. La alimento, no la dejo pasar hambre, soy buena con ella. Pero con toda esa bondad no la dejo crecer ni salir. La persona tampoco hace nada por salir, yo no la obligo físicamente a quedarse ahí, la trato bien. Me despierto angustiada y el sueño se me escapa, no puedo recordarlo. Con un gran esfuerzo lo logro; otra vez quería hacer la prueba del sueño lúcido, y no hubo forma, me dormí hasta las diez y pico. Pero algo rescaté.

Etiquetas: abril

¶ 14:12