02 de abril 08, miércoles.
Esta vez supe que era miércoles desde que empezó el día. Quería correr y no paraba de garuar, igual, tozuda, me puse un equipo y championes. Cuando estaba por desistir, dejó de llover y bajé a la Rambla; había mucho viento así que me cansé bastante. El mar estaba lindo, me gusta ver cuando sopla el viento fuerte (¿del sur, del sur este?) Y las olas se estrellan contra las rocas. Mientras corría me imaginaba ahí, llevada por las olas a estrellarme contra las rocas, disuelta en millones de fragmentos. Millones de Teresitas flotando como pinguinos minúsculos. Cuando era niña y vivía en Punta del Este me encantaba ir al muelle de Pinares los días de tormenta, al primero, en la 25 o 26, y zambullirme desde ahí, después dejar que las olas me sacaran. Iba sólo a eso. A zambullirme, salir, zambullirme, salir. Éramos el mar y yo, solos, en la playa. ¿O la mar y yo, solas, en la playa?
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