Un día ecléctico. Lo peor fue que no pude ir a lo de Gabriela. Un día gris. Gris y aguado. Fui a la Ciudad Vieja, al estudio de los escribanos, a buscar los títulos de la casa y etc, y al final Eduardo me hizo todo allí. Certificaciones y blá blá blá. Más tarde pasé un buen rato en el BHU para entregar los formularios para el apartamento de Sofi, y como me olvidé de llevar un libro charlé un buen rato con mis compañeros de espera, además de leer otra poesía de (¿Benedetti?) que estaba pegada en la parte de atrás de otro banco, en el banco. Todos estaban de acuerdo en que en ese banco un día te dicen una cosa y otro día otra. En fin. Volví a casa muerta de hambre a eso de las cuatro, así que almorcé sola. Como a las cinco vinieron Yvo y Marce y Lautaro, y los invité a almorzar lentejas vegetarianas. Y apareció Ale que tampoco había almorzado y comió con ellos. La única que le hizo el honor a mis boniatos en almíbar fue Yvo. Por suerte, si no, termino comiéndolos yo sola y aumentando un kg por día. Y como hace frío no salgo a correr y no los elimino, los acumulo como grasita en la panza.

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