Nada. Volví a Montevideo a las 0.30, me levanté tarde, fui a correr. No llevé la cámara. La mujercaracol sigue viva. Saqué unas fotos del taller y de una caja divina que me regaló Sofi y que la destiné a costurero. Ya era hora de tener toooodo junto lo que sirve para coser y pincharse los dedos.
Etiquetas: agosto
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