Salí para Mercedes dispuesta a leer el texto de Diego Focaccio, el de la curaduría para la exposición “inevitablemente pop/ EL ALMA” que va a ser en el MNAV, en noviembre. Me dormí apenas recorrimos unas cuadras, en pleno Montevideo, y me desperté en Mercedes. Pero lo leí a la vuelta, se ve que gasté todo el sueño a la ida, aunque la última hora, a la vuelta, me quedé frita de nuevo; pero ya me había alcanzado para leerlo unas cuantas veces. Me desperté cuando el guarda gritó “Plaza Cuba”, y agarré mis cosas sin pérdida de tiempo, intentando pensar en toooodo lo que había llevado para no olvidarme de nada. Le pegué a una mujer con la punta del paraguas y desparramé a un chico en el pasillo, golpeándolo con la mochila en la cabeza (por qué se había agachado no sé), casi lo dejo con pérdida de conocimiento y conmoción cerebral. El pasillo del ómnibus es muy estrecho, fue mi conclusión. No sé cómo hará un gordo. Y bué.
Etiquetas: agosto
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